Tumulto en Santa Coloma

Tumulto en Santa Coloma: hachazos, tiros, muertos y heridos de gravedad

TEXTO: LUIS SÁENZ GAMARRA

SANTA COLOMA, 8 DE FEBRERO DE 1910

La violencia salvaje estaba muy desarrollada. Y como muestra, este tumulto a muerte
en la plaza de Santa Coloma, pequeño pueblo de 490 habitantes, en el valle del Yalde: «Hoy martes se han recibido noticias de que el pueblo de Santa Coloma ha sido teatro de sucesos sangrientos muy graves. Allí estaban las pasiones políticas excitadas hace tiempo, y estaba el rencor y el salvaje odio desatado… y no nos extraña que esta vez se haya llegado a extremo tan doloroso y reprochable...».

He aquí los datos que remitió nuestro corresponsal en Nájera: que decía que «habían ocurrido serios desórdenes…», y tan serios.

«…En la lucha, que fue terrible, de esas que hacen época, se emplearon armas blancas y de fuego, éstas antiguas, porque de ser modernas hubieran quedado tendidos en el campo de batalla unos cuantos más…».

«Se calcula que en la lucha intervendrían unas veinte o treinta personas, acometiéndose cuerpo a cuerpo. Ahora bien, si en lugar de ser la cuestión en día de labor, acontece dos antes, o sea el domingo de Carnaval, que todos están en el pueblo, las bajas de una y otra parte hubieran sido enormes. Aún así y todo el resultado de la confrontación ha sido desastroso, apareciendo ocho heridos, todos de gravedad, excepto uno leve. Los médicos trabajan como fieras, atendiendo, curando, consolando… Voy a consignar el parte médico de algunos de los heridos, que al poco fueron cadáveres».

Como forma de herir a lo salvaje en Santa Coloma se usó el hacha, que tenía la ventaja de provocar heridas desmesuradas y grandes hemorragias. Los navajazos fueron corrientes y buscaban pinchar la tripa o un chirlo en sitio bien visible de la cara, el pistoletazo sin apuntar sembró de plomo los cuerpos, a pesar de que los balazos estaban mal vistos, y se consideraba que apretar el gatillo era ejercicio traidor y cobarde, aunque muy eficaz en la distancia corta.

En fin, los agresivos conservadores y los fieros liberales desplegaron todo su furor entre concejales, alcalde, secretario y otras autoridades locales, dejando cuatro heridos encada bando, de los que posteriormente varios murieron.

Se calcula que en la lucha intervendrían veinte o treinta personas, y que se usaron toda clase de armas, de fuego y armas blancas

«El chispazo para que la tempestad estallase partió de la riña que entablaron dos muchachos momentos antes de venirse todos a las manos, cuando del Ayuntamiento salieron los que se iban a constituir en sesión para dar posesión al secretario J. Izquierdo y que cesase a Pedro Gil, que hasta entonces lo desempeñaba».

«Y como acontece siempre, los de un bando dicen que fueron agredidos por los contrarios, y éstos que por aquéllos, pero la opinión está plenamente convencida de que las diferencias políticas degeneraron en odio personal hasta el extremo de provocar tan fatal desenlace con motivo del nombramiento del secretario». «Sabemos que el Juzgado ha trabajado sin descanso, y lo mismo la Guardia Civil, que al mando de su teniente, señor Carrasco, han conseguido que los ánimos, tan fuertemente excitados, se tranquilicen relativamente, siendo de desear que la reflexión madura a la vista de estos estragos haga, a todos los vecinos de Santa Coloma, cambiar de actitud y conducirse de modo que no sean de temer nuevos contratiempos de los que todos sacan pérdidas».

«Como resultado de las actuaciones judiciales, ayer noche fueron conducidos a esta cárcel en clase de detenidos: José Marín, Florentino Gil, Bonifacio Santa María, Jacinto Izquierdo, Eugenio Marín, Juan López (afiliados al Partido Conservador) y Francisco Pérez, José Izquierdo, José Pérez, estos últimos militan en el Partido Liberal. Además, se busca a Santiago Pérez, que no ha sido hallado y del que se tiene la creencia de que se halla oculto por las afueras de Santa Coloma sin atreverse a entrar en el pueblo, lo mismo sucede con otros que han huido».

El prudente corresponsal de Nájera, que cubrió espantado la batalla campal de Santa Coloma, advierte a los belicosos del valle del Najerilla de que tomennota de lo ocurrido en Ribafrecha, de la triste desaparición de su alcalde, víctima de las banderías políticas.

Hay que recordar que del alcalde de Ribafrecha, Bonifacio Montalvo, desaparecido el año 1910, nunca más se supo. Es uno de los casos de silencio cómplice de todo un pueblo por ocultar el más que seguro asesinato del primer edil.

(Por la publicación de estos hechos, una vecina de Santa Coloma, de nombre Rosa y apodo ‘la Colomina’, ha sabido cómo murió su abuelo 103 años después).

Las víctimas

Pedro Santa María González, concejal: Herida de hacha en el cráneo, con fractura de unos 14 centímetros de longitud. Salida de masa encefálica por los labios de la herida… (está moribundo).

Federico Tricio, alcalde: Herido por arma de fuego en la región inguinal, sin extraer el proyectil. Otra herida de hacha en el cuello, de diez centímetros. Interesa piel y masa muscular con gran separación de los bordes…

Baldomero Aguado, concejal: Herida por arma de fuego en el cuello, otra herida de bala en el hombro izquierdo.

Pedro Pérez Nájera: Herida por arma de fuego en el tórax, cerca del esternón.

Pedro Gil López, secretario del Ayuntamiento: Heridas con hierro inciso cortante en el tórax… Otra herida con arma de fuego en la región mastoidea…

Ángel Gil Marín: Cinco heridas por arma de fuego en tórax, cara, cabeza y extremidades.

Victoriano López: Dos heridas producidas por instrumento inciso cortante.

Cipriano Gil Asensio: Fuertes contusiones por todo su cuerpo.

Ilustración

MANUEL ROMERO

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