El caso de la envenenadora

El caso de la envenenadora y su juicio

TEXTO: LUIS SÁENZ GAMARRA

LOGROÑO, 1993-1994

El veneno evita el desagradable derramamiento de sangre. Para destruir la salud de un prójimo el veneno es eficaz, cómodo y sencillo; se precisan unos polvitos que compras en la droguería o en la botica, unos polvitos o unas gotitas que destrocen calladamente los menudillos del cuerpo enemigo. Para envenenar bien se precisa cruel determinación, discreción y precisión de alquimista ciego.

Sucedió aquí en La Rioja, en un hogar logroñés de gente adinerada, inocentes almas de bien que no se lo podían figurar, habían metido en casa el áspid sinuoso, la maldad decidida a embarrancarles en la mala vida con mala muerte.

Y en esos quehaceres estuvo Mercedes Carvallo Salán, la envenenadora, que durante meses echó unas gotitas de un fármaco de nombre ‘Colme’, que administrado malintencionadamente trastorna el organismo sin apenas dejar huellas… Durante meses la criada, limpia y aplicada en un hogar feliz, volvió loco al ingenuo metabolismo de su señorita. La droga confundía las neuronas del cerebro de T.V. y metía un punzón de dolor en aquella inocente cabecita.

En la casa la normalidad se quebró de forma misteriosa, sutil. Una indisposición, una mala gana, vómitos, diarreas y cefaleas, y el alma del hogar, la madre que lleva a los niños al colegio, que hace la compra y administra el amor, rota poco a poco...

El día 6 de noviembre del año 2000 se juzga en la Audiencia Provincial a Mercedes Carvallo Salán (M.C.S) por dos delitos de asesinato en grado de tentativa con la agravante de abuso de confianza. El fiscal solicita 22 años de cárcel y ocho millones de pesetas de indemnización para la acusada de intentar envenenar a la dueña de la casa en la que trabajaba, y asimismo, por intentar envenenar a otra empleada de hogar, compañera suya. A ambas les proporcionaba bebida o comida mezclada con un fármaco llamado ‘Colme’.

Una empleada de hogar envenena durante dos años a su señora con pequeñas dosis de un potente fármaco

El fiscal entiende que la acusada, Mercedes Carvallo, con «intención de lesionar y finalmente de causar la muerte», empezó a mezclar en los alimentos que proporcionaba a la dueña de la casa en la que trabajaba unas gotas de cianamida cálcica, comercializada por los laboratorios Lasa con el nombre de ‘Colme’. Este medicamento se suministra habitualmente en el tratamiento de deshabituación de los alcohólicos y su principal característica es que es incoloro, inodoro e insípido. La acusada lo proporcionó a la víctima, a veces solo, a veces mezclado con alcohol y otros líquidos, en interacción con otros medicamentos. A causa de estos hechos, sigue el escrito de la acusación, «la víctima sufrió siete ingresos urgentes en diversos centros hospitalarios por alteración hepática y encefalopatía de origen desconocido».

Finalmente, el 13 de enero de 1992 se remitieron muestras de orina, sangre y contenido gástrico al Instituto Nacional de Toxicología interesando análisis de cianamida cálcica sobre estas muestras. El pastel se iba descubriendo, había una sustancia que envenenaba a T.V., la dueña de la casa y víctima emponzoñada, y le producía todos los males. Además, en noviembre de 1993 comenzó a trabajar en el mismo domicilio, también como empleada de hogar, otra mujer, P.G.R., que tenía como compañera a la acusada. Según el fiscal, la envenenadora solía preparar para ambas, pero en tazas individuales, un café a mitad de la mañana o de la tarde, en el que también empezó a echar gotas de ‘Colme’. A consecuencia de ello, esta segunda empleada fue ingresada en el Hospital San Millán el 29 de noviembre con un cuadro idéntico al de la dueña de la casa.

En marzo de 1994, el Juzgado de Instrucción Número 4 de Logroño autorizó un registro en una vivienda que la familia de la víctima poseía y en el cuarto de la presunta envenenadora se encontraron medicamentos de uso común y entre ellos un envase del ante citado ‘Colme’. Mercedes Carvallo Salán habría intentado envenenar a la dueña de la casa en la que trabajaba interna, T.V., y a otra asistenta, Pilar Gómez. La imputada declaró que la relación con los dueños de la casa era buena y que era mejor aún con los dos hijos de la familia; explicó también que su jefa enfermó a raíz de la muerte de un amigo de Madrid y que entonces dejó de comer «más de continuo».

A preguntas de su defensa, la asistenta y supuesta envenenadora indicó que la vida con su marido había sido una «catástrofe», y que «estaba encantada» en la casa en donde trabajaba, porque creía que la querían.

Teatral y manipuladora

La sesión del juicio del día 9 de noviembre del 2000 se limitó a la prueba pericial psiquiátrica. Los forenses indicaron que en las primeras entrevistas que tuvieron con la acusada ésta mostró tendencia a la teatralización y al llanto compulsivo, en su opinión, con la intención de ganarse a sus interlocutores y aparecer como víctima ante ellos.

Relataron, además, que los test de personalidad que practicaron a la acusada quedaron invalidados, el primero por su «bajísima» sinceridad y, el segundo, porque dio resultados incongruentes.

Al final, sus conclusiones fueron que la imputada es manipuladora y mitomaníaca, es decir, que miente libre, consciente y voluntariamente, y que posee rasgos histriónicos, o sea, que busca ser el centro y llamar la atención.

Los peritos médicos llegaron a la conclusión de que la causa de los graves desarreglos en la salud de T.V. tenían que ver con un tóxico que, por su manifestación brusca, se ingería y que unos cuadros de los enfermos eran más leves que otros por la cantidad suministrada. También se advirtió de que la acusada, la envenenadora, era «el nexo de unión». «Siempre que había un caso, ella estaba en el entorno», aseguraron.

Un médico del Hospital San Millán que atendió a T. V. en la UCI, en enero de 1994, indicó que «sólo un tóxico podía causar lo que veíamos y que lo que fuera tenía que estar en su domicilio». «La cianamida cálcica –el fármaco ‘Colme’– sí puede provocar los trastornos que padecía esta mujer y otras sustancias también».

Tras los alegatos de la acusada, que clamó: «De todo lo aquí dicho soy inocente», la fiscal mantuvo su petición de 22 años de prisión y por la gravedad de los hechos «pidió una condena ejemplar». El 10 de noviembre del 2000 este caso quedó visto para sentencia. Mercedes Carvallo Salán, de 53 años, fue condenada por un delito de envenenamiento y detenida por funcionarios de la Jefatura Superior de Policía de La Rioja para su ingreso en la prisión en donde cumplirá su condena.

El arresto de la mujer envenenadora se produjo en las instalaciones sanitarias del Hospital San Millán de Logroño, en donde estaba ingresada por algún tipo de dolencia, e instantes después de que recibiera el alta médica.

El Tribunal Supremo condenó a la acusada a 16 años

La víctima era una persona sana a la que el veneno llevó al hospital siete veces por ingesta de un tóxico que la envenenadora disolvía en diversas bebidas.

«Resulta acreditado que la acusada ostentaba en la casa una situación dominante que pretendía conservar, bien evitando que existiesen otras personas de servicio, bien haciéndose más necesaria aún si la dueña de la casa se muestra enferma». La procesada obtenía del matrimonio para el que trabajaba, además del sueldo, otras ventajas económicas, como el préstamo para la adquisición del piso de la calle Portales, el pago de amortizaciones de un plan de pensiones».

El 24 de noviembre del 2000 la Audiencia Provincial condena a la acusada de intentar envenenar a la dueña de la casa en la que prestaba sus servicios, y a una compañera de trabajo, a ocho años de prisión menor, suspensión de profesión u oficio que implique la asistencia o atención a personas, y a pagar una indemnización de ocho millones de pesetas, siete a su jefa y uno a la otra asistenta.

El 3 de febrero del año 2002. El Tribunal Supremo añadió ocho años, por asesinato frustrado, a la condena inicial de la Audiencia Provincial.

Finalmente, Mercedes Carvallo Salán, de 53 años, condenada por los delitos de envenenamiento, fue detenida por funcionarios de la Jefatura Superior de Policía de La Rioja para su ingreso en prisión, en donde cumplió su condena.

CRÓNICA DE UN DELITO

Mercedes Carvallo : comienza a trabajar como empleada de hogar en casa de T.V. en 1992

Durante 1993 y 1994: M.C. envenena con ‘Colme’ a su señora, que sufre graves trastornos

6 de noviembre del 2000: Juicio en la Audiencia Provincial contra Mercedes Carvallo Salán, que es condenada a 8 años

El 3 de febrero del 2002: El Tribunal Supremo añadió ocho años más por asesinato frustrado

Ilustración

MANUEL ROMERO

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