TEXTO: LUIS SÁENZ GAMARRA
El jueves 11 de septiembre de 1958, a las 19.30 horas, un autobús de la compañía Automóviles Río Alhama realizaba el trayecto de Arnedo a Cervera del Río Alhama cuando al llegar al municipio de Grávalos chocó contra una casa. Un cúmulo de circunstancias provocó que el vehículo se quedase sin frenos y para colmo de males buena parte del muro de piedra y adobe del edificio en el que se empotró cayó sobre él causando la muerte de parte del pasaje y heridas graves a otros muchos.
En el momento de la colisión, perecieron en el acto quince de los viajeros, todos ellos al quedar aplastados por el muro de la casa y entre el amasijo de hierros en el que se convirtió la parte delantera del vehículo. Un vecino de Grávalos que estaba en las inmediaciones, Santiago Jiménez Carrascosa, también murió (fue golpeado por una escalera que salió disparada al chocar el autobús contra la casa). Su propia hermana le dio por muerto creyendo en un primer momento que se trataba de uno de los ocupantes del autobús.
Dos días más tarde, el 13 de septiembre, falleció el chófer del autocar, José Fernández, que a consecuencia de sus graves heridas fue trasladado del Hospital Provincial de Logroño a su domicilio en Cervera del Río Alhama, donde expiró. El conductor era un experto, en servicio desde hacía más de cuarenta años y estaba a punto de jubilarse.
La prensa de la época resulta contradictoria a la hora de verificar si alguno de los otros heridos graves falleció. En lo que sí coinciden todas las informaciones es en la causa del trágico accidente: una rotura de los frenos.
El conductor pretendía cruzar el pueblo de Grávalos ya que después comienza una cuesta y ahí podría frenarse el vehículo. Pero en ese momento los vecinos ocupaban las calles del municipio, en plenas fiestas, y el autocar terminó empotrado contra la casa de la primera curva de la travesía por no atropellar al gentío que venía de ver las vacas.
En el accidente de autobús ocurrido en Grávalos, en 1958, murieron quince pasajeros de la ruta Arnedo-Cervera, el chófer y un vecino del pueblo
El edificio quedó en tal estado que nunca volvió a vivir en él nadie. Sus propietarios, que se salvaron de milagro, tuvieron que derribarlo y desde entonces allí sólo hay una cochera de una planta cuando la casa tenía en aquel tiempo cuatro alturas.
Momentos de angustia
Fueron muchos los momentos de angustia que se vivieron en Grávalos, de hijos que buscaban a sus padres y viceversa, de vecinos que corrían de un lado a otro intentando auxiliar a los heridos o avisar a las autoridades y a los servicios de emergencia con el agravante de la inexistencia de teléfono en el municipio.
A todo esto, hubo que añadir una serie de explosiones que hicieron temer lo peor. La gente creía que el motor estaba estallando y que la catástrofe sería mayor. Pero lo que estallaban eran los cohetes y petardos que el autobús transportaba con destino a Cornago porque este municipio se disponía a celebrar sus fiestas patronales que comenzaban ese mismo viernes (al día siguiente del trágico accidente).
Septiembre es un mes en el que casi todos los pueblos de la comarca del Alhama-Linares celebran sus fiestas y había viajeros que acudían a ellas porque eran de esos pueblos o porque trabajaban como camareros como el caso de uno de los fallecidos, el arnedano Antonio García Serrato. La mayoría regresaban de Logroño.
Los primeros auxilios a los heridos, más de veinte en estado grave, los realizaron los propios vecinos ayudados por el médico de Grávalos y el del balneario de aguas sulfurosas. Más tarde acudieron al lugar ambulancias y sanitarios de Logroño y las ciudades cercanas así como bomberos. Las autoridades políticas comarcales, regionales e incluso nacionales estuvieron pendientes del suceso y los forenses se dedicaron en pleno a la ardua identificación de los cadáveres que les llevó varias jornadas.
La compañía que realizaba el servicio de transporte de viajeros, Automóviles Río Alhama, tenía la sede compartida en Tudela (Navarra) y Cervera del Río Alhama. A este último pueblo se llevó el autobús para realizar el peritaje.
En relación a las indemnizaciones de los afectados en aquella época las empresas contrataban pólizas de seguros de responsabilidad civil limitada por lo que la aseguradora se hacía cargo de una parte de las reclamaciones. Cuando estas superaban lo concertado era la empresa afectada la que debía hacerse cargo. Automóviles Río Alhama no se encontraba en su mejor momento pero los socios decidieron por unanimidad «ayudar económicamente a los viajeros y a los familiares de las víctimas aunque se exceda de su obligación» según publicó el actual director gerente de ARASA en la revista Piedralén de Cervera en 1996. Su padre, Eugenio Díez Pérez, era el gerente de esta compañía en el momento del accidente.
El accidente de autobús de Grávalos no sólo fue uno de los peores sucesos ocurridos en la historia de La Rioja sino también a nivel nacional. Muestra de ello son las informaciones recogidas en buena parte de los medios de comunicación de la época entre ellos los diarios ABC y Nueva Rioja.
Cervera del Río Alhama: Carmen Avizcuren González, de 27 años, y su hijo Francisco Javier Jiménez Avizcuren (18 meses); Esperanza Pérez de Miguel, de 64 años; el guardia civil Emilio Rodríguez García, de 39 años, y el chofer José Fernández Fernández, de 59.
Cornago: María Pilar López Sanz de 16 años; María Luisa Ridruejo Calavia, de 18; Liria Lasheras Ovejas, de 25, y Encarnación Lalinde Vicente (17).
Logroño: Emilia González Peña, de 39 años, y su hija María Teresa Pérez González de 15 años.
Aguilar del Río Alhama: Marcelino Sánchez Martínez (25).
Arnedo: Antonio García Serrato (49).
Barcelona: Oscar Pérez Pérez (21 años, iba a Muro de Aguas).
Grávalos: Santiago Jiménez Carrascosa, de 26 años.
Nájera: Guadalupe Maqueda Rodríguez (50 años).
Tudelilla: Francisco Sáenz Sáenz, de 42 años.
"Don Alfredo tenía el aspecto de un hombre maduro, aseado y rico. Yo ejercía de empleado de toda la vida en su empresa, y por eso me invitó a echar una discreta cana al aire"...
El acusado se propuso matar a los animales que se aproximaran a las colmenas y perjudicasen el buen desarrollo de sus abejas...
El cuerpo de Anita, muy conocida y apreciada en su ambiente, apareció en el polígono de Cantabria acuchillado, maniatado y quemado...
Logroño, 12 de noviembre de 2010
Logroño, 6 de febrero de 2006
Logroño, 30 de noviembre de 2004
Nueva Rioja, 21 de mayo de 1937
“En la mañana de ayer, día 20 de mayo de 1937, se produjo un incendio casual en uno de los pabellones del Aeródromo de Agoncillo. A sofocarlo acudieron los bomberos de la Logroño y su jefe, el arquitecto Andrés Ceballos..."
Baños de Río Tobía, diciembre de 2008
La Guardia Civil detiene a un hombre con diez cabritos y tres cabras robadas, que transportaba en el interior de su vehículo...
"Aquella tarde habíamos bebido bastante, Parker había trasegado por lo menos seis o siete cubatas, pero había comido sus callos y sus garbanzos y su ración de crema de helado que se había distribuido por sus 130 quilos corporales..."
LOGROÑO, SEPTIEMBRE 1993
Estaba profundamente dormida, eran más de las cinco y a esa hora el sueño la mecía como las aguas de un baño termal. Alguien se movía en las sombras, llevaba el sigilo entre las manos y una bolsa de plástico preparada para tapar las válvulas de la vida...
1911
Para los que estén ahítos de crueldad y sangre, les voy a copiar textualmente lo que el 10 de junio de 1911 relataba el periódico La Rioja...
NÁJERA, 7 de mayo de 1929
En las Vueltas de San Juan, en Nájera, reina una alegría y un sudor que enzarza los corazones. Los mozos frenan la danza desenfrenada y las mozas se abalanzan por la popa y un aeroplano planea hasta clavarse en el tejado del corral de Primitivo, que es su destino
LOGROÑO, 1903
Muerto al caerle un piano en la vivienda de Antonio Garrigosa
PICO SAN LORENZO, 15 y 16 DE FEBRERO DE 2010
La historia comenzó el día 13 de febrero de 2010, sábado, con la famosa frase: ¿A que no subimos al San Lorenzo? Y los tres amigos y montañeros se presentaron en Valdezcaray felices y contentos a las 9 de la mañana.
LOGROÑO, 24 de marzo de 1994
Esta historia se resume en una foto. En ella se ve claramente a un hombre desnudo que sostiene la cabeza desvanecida de un anciano, ambas personas están metidas en el agua; las aguas son las del río Ebro a su paso por Logroño y el joven está apoyado en un pilar del puente de Piedra....
SOMOSIERRA, JULIO DE 1936
Esta es la guerra de Justo contada por él mismo: "Hacía la mili como voluntario en el Regimiento de Infantería Bailén, 24, de Logroño. Había nacido aquí, Y mi padre me alistó voluntario para que fuera haciendo la mili. Tenía 19 años de edad, era alto y bien parecido, está mal que yo lo diga..."