Noventa soldados ahogados en el río Ebro

Noventa soldados del Regimiento de Infantería Valencia, ahogados en el río Ebro

TEXTO: LUIS SÁENZ GAMARRA

LOGROÑO, 1 DE SEPTIEMBRE DE 1880

El Ejército español tiene acreditadas gestas en los campos de batalla, en todas las
trincheras, en los más crueles asedios; como guerrilleros no tenemos parangón, en las contiendas fraternales somos un modelo: hemos afrontado derrotas y desastres. Entre éstas, entre las catástrofes, suele olvidarse la del Puente Volante, ocurrida en aguas del río Ebro a su paso por Logroño en el año 1880. Es el hecho protagonizado por militares, en Logroño, que causó más bajas de soldados españoles, más bajas que en el Sitio de Asparrot de 1521, más que en la francesada, más que en la Guerra Civil.

Estaba en construcción el puente de Piedra, el río Ebro discurría inocente, en moderada crecida, turbio: «El día 1º de septiembre, a las cuatro de la tarde, salimos del cuartel los dos batallones del Regimiento de Infantería Valencia, al mando de nuestro coronel, señor Sáez de Miera, con objeto de ejercitarnos en las maniobras militares en los llanos que se extienden a la otra parte del río, cuyo nivel precisamente había crecido a consecuencia de las últimas tormentas».

«El lento embarque de las tropas lo dirigió el infortunado teniente del arma de ingenieros señor Massó, que había dirigido la construcción del puente, siendo el mismo oficial el primero que puso el pie en la plataforma, acompañado de un pontonero».

«Fuerzas del primer batallón, en número de 26 jefes y oficiales (incluido el coronel), 30 cabos y sargentos y 148 soldados ocuparon el puente, cuya parte de proa resultaba algo más recargada que la de popa, por lo cual el oficial de ingenieros que dirigía el embarque hubo de proponer al Coronel del Regimiento Valencia que se restableciera el equilibrio dando entrada a los caballos; pero ante el temor de que éstos pudieran inquietarse, introduciendo el desorden consiguiente, decidió el Coronel que se embarcase la banda de música, compuesta de 27 músicos. Ocupando éstos y sus instrumento más espacio del disponible, se decidió que se situaran hacia el centro, lo cual motivó un movimiento de avance hacia proa, con lo que empezó a sumergirse el pontón correspondiente sin que lo notaran los soldados, distraídos en escuchar los acordes de la música, que alegraba la corta travesía».

Las bajas de este desastre suponen el mayor número de muertos militares en Logroño, más que en cualquier guerra

Al llegar al centro del río zozobró súbitamente la parte de proa, siendo precipitados al río soldados, músicos y oficiales en horrible racimo. La barca se hallaba ya a poca distancia de la orilla derecha, pero el terror sembró el río de soldados uniformados braceando desesperados entre agarrones frenéticos en un afán loco por no ahogarse. Tal desbarajuste produjo el tremendo número de víctimas, salvándose sólo los que tuvieron serenidad para mantenerse derechos en el agua, que paradójicamente no llegaba a cubrirles en muchas zonas del río, donde pudieron hacer pie los más afortunados».

«Presencié incrédulo cómo los pocos compañeros que sabían nadar eran arrastrados al fondo del río por los que no sabían, prendidos unos de los correajes de otros, empapado el paño de sus uniformes iban desapareciendo en las turbias aguas en instantes. Hubo rasgos de valor heroico pero fueron los menos, cundió el pánico y el sálvese quien pueda... El coronel del regimiento fue extraído del agua en bastante mal estado, la tropa del segundo embarque, así como las personas que desde la orilla presenciaban el deplorable siniestro, hicieron esfuerzos sobrehumanos para auxiliar a los náufragos... siete músicos, entre ellos el director de la banda, y yo mismo, pudimos salvarnos asidos al bombo, también se salvaron el redoblante y un corneta…».

«Después de esta jornada, me siento estremecido, conmovido hasta el tuétano de los huesos, y los horrores que he visto, los compañeros debatiéndose en las aguas, braceando enloquecidos hasta que se los tragó el río, no me dejarán dormir ni vivir. Vivencias tan terribles te traban el recuerdo y te atormentan la vida entera».

«La vida se la debo a instrumento tan modesto como el bombo, el parche. Gracias a él, como un flotador, nos hemos salvado varios militares y arrastrados a la orilla hemo logrado hacer pie y no hundirnos en lo profundo del cauce, como el bombardino, los trompetas, los sacabuches».

«Soy soldado, soldado español, pero antes y primero soy músico, toco instrumentos de percusión en la banda de música del Regimiento de Infantería Valencia. Los instrumentos de percusión son sin duda los más marciales, los más primitivos, los que lo incitan al combate fiero y hacen estremecer a las mozas…».

Ahora casi todos los músicos están ahogados entre las notas lúgubres de un río sucio, indiferente, sin piedad ni entendimiento. Noventa jóvenes españoles que fueron

enterrados en el cementerio de Logroño, junto al río.

LOS DATOS

Río Ebro y sus puentes: El hundimiento de varios arcos del viejo puente medieval obligó a un paso provisional de madera. Pero dicha pasarela se hundió después de haberla cruzado una sección de soldados de artillería. Como medida urgente se creó la barcaza desplazada con una sirga, origen de la tragedia. La catástrofe motivó una reacción del Gobierno y se hizo un puente de madera sobre caballetes anclados en el cauce al que se bautizó con el nombre de Sagasta. El 24 de octubre del año 1881, se aprobó el proyecto del actual puente de Hierro, inaugurado a finales de 1882 y que costó 909.837,46 pesetas.

Los fallecidos: Fueron 90 los militares, y pertenecían al Regimiento Valencia, de guarnición en Logroño.

Ilustración

MANUEL ROMERO

Si te ha gustado, compártelo, anda...
Otros sucesos que te pueden interesar