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Un compañero de andamio le atiza con una maza en la cabeza a otro albañil

TEXTO: LUIS SÁENZ GAMARRA

LOGROÑO 30/11/2004

La construcción, el duro oficio de levantar viviendas donde sólo había un bosque, una playa o una finca de regadío, entraña riesgos múltiples, el primero, el riesgo de la crisis inmobiliaria, el riesgo del despido y caída en el paro obrero. A todo esto añado el riesgo de agresión con herramienta.

Efectivamente, corría el año 2004, la burbuja inmobiliaria estaba a punto de estallar cuando un obrero de la construcción, seguramente alterado por el tan hinchado globo urbanístico, agredió a su compañero de andamio con lo primero que tenía a mano, o sea una maza de picar hormigón. El suceso tuvo dos circunstancias a señalar: una, el arma u objeto de la agresión, una maza de albañil, que manejada con destreza quiebra tabiques, muros, y osamentas. Y dos: la frase tópica del atestado: la agresión se produjo “sin mediar palabra”, es decir la agresión brutal entre dos hombres curtidos en el ladrillo se rodea de un escrupuloso sigilo, inexplicable entre albañiles españoles, oficio de comunicación a gritos y piropos a voces.

El agresor sacudió a su compañero sin compasión en toda la testa

El periódico decía: “Un hombre de 31 años y vecino de Corella (Navarra) fue detenido el pasado sábado por efectivos de la Guardia Civil de Calahorra como autor de un delito de lesiones graves. El arrestado golpeó en la cabeza con una maza de las utilizadas en trabajos de albañilería a su compañero sin mediar palabra”.

La agresión se produjo sin discusión ni insultos pero el agresor sacudió a su compañero sin compasión en toda la testa. Como la víctima no llevaba colocado el obligatorio casco en la cabeza, resultó con lesiones muy importantes. Se le diagnosticó un traumatismo craneal y tuvo que ser trasladado al hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde le atendieron facultativos expertos en cabezas rotas, y allí quedó ingresado.

Por su parte la Guardia Civil de Calahorra detuvo, como autor de esta grave agresión, a D.G.S., que vivía en Corella (Navarra). Trasladado a las dependencias del cuartelillo e instruidas las oportunas diligencias, el individuo fue puesto a disposición de la autoridad judicial.

me queda añadir que, si como obliga la prudencia y la legislación, víctima y agresor hubieran llevado el casco de seguridad en sus cabezas, y sobre todo si hubieran trabajado en una oficina de la Agencia Tributaria, tal vez la agresión con maza no hubiera tenido lugar.

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