La mala vida de 1911

TEXTO: LUIS SÁENZ GAMARRA

1911

Para los que aún no estén ahítos de crueldad y sangre, les voy a copiar textualmente lo que el 10 de junio de 1911 relataba el periódico La Rioja:

La guerra del Rif Médico curando a un sargento moro herido en la cabeza, durante la guerra en Marruecos, en 1920

La barbarie en Marruecos

El diario “El Imparcial” ha recibido un despacho con detalles de la muerte dada, cerca de Alcázarquivir, a un protegido español.

Capturado prisionero el colaborador con los españole, Ben Malec, el nuevo roghi (cacique, jefecillo) Ahmed Tazia, saboreó la sangre como un tigre.

Ordenó primero que fuesen muertos los dos hijos de Ben Malec, pero ante los ojos de su padre, para que el mísero cautivo sufriese antes el tormento del espíritu que el de la carne.

Uno tenía doce años; el otro diez y seis. Gemían los pobres desgarradamente y en su loco terror imploraban de su padre un socorro que él , maniatado, ni soñar podía en concederles. Fueron mutilados e inmolados.

Embriagado de ferocidad, Ahmed Tazia hizo que Ben Malec bebiese un trago de la sangre de sus hijos, y forzado por aquellos bárbaros, hubo de apurar la última gota del más horrendo de los cálices.

Parecerá increíble este relato, pero aún falta la propina.

Uno de los verdugos rajó un brazo de Ben Malec; le cortó un trozo de carne, que fue puesta a asar. Abrieron la boca de Ben Malec y le pusieron entre los dientes el trozo de su propia carne y le obligaron a morderla, para que la comiese.

Por fin llegó para el protegido español el momento del descanso: le hundieron un puñal en el pecho y luego le cortaron la cabeza. Con ella jugaron al son de la gaita y el tambor.

En mi vida he leído tamaña descripción de bestialidad. Pero así consta en la página de portada del periódico La Rioja.

En el año 1911 estábamos en guerra en el Rif, norte montañoso del actual Marruecos, Los rebeldes atacaban las ciudades del protectorado y se producían escaramuzas, asaltos, emboscadas, muerte, crueldad. El relato es, seguramente, fruto de la propaganda española, con el fin de divulgar la maldad de sus enemigos.

Nuestras reyertas de taberna en La Rioja son una broma de pueblo comparadas con la avidez de sangre de los rebeldes del Rif

Para desengrasar les refiero uno simpático, inofensivo, y muy actual suceso ocurrido en Logroño, en verano de 1911.

“El ciudadano logroñés conocido como “Bicicleta” se dio a pedalear desde primeras horas de la mañana, corriendo con afán desaforado por las calles de la población, sin freno alguno, sobre su máquina, infringiendo, en su obsesiva manía de dar calor al músculo, los reglamentos municipales. Fue llamado al orden por guardias, policías y ciudadanos cabales, pero el ciclista enloquecido, hizo caso omiso a requisas y llamadas. Siguiendo su carrera ciclista sólo se detuvo en varios garajes para untar de grasa los mecanismos de su velocípedo, que con esas mejoras técnicas aún alcanzó mayor velocidad. La peripecia finalizó cuando los guardias consiguieron poner meta en la carrera del joven, deteniéndole y llevándole a la Inspección de policía, donde le dieron tratamiento de amoniaco y soledad de calabozo, medicinas que le curaron del empacho que padecía.”

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