TEXTO: LUIS SÁENZ GAMARRA
Estaba profundamente dormida, eran más de las cinco y a esa hora el sueño la mecía como las aguas de un baño termal. Alguien se movía en las sombras, llevaba el sigilo entre las manos y una bolsa de plástico preparada para tapar las válvulas de la vida.
Ella notó un peso en la cara, un ahogo, un sofoco asfixiante. Alguien le estaba ahogando. Gritó: ¡Ah! ¡Dios mío, Dios!, ¡Me ahogo! Movió la cabeza, agitó el cuerpo en, braceó tratando de quitarse las mantas, las sábanas, el peso que le quitaba el aire. Alguien forcejeaba en taparle la boca, quitándole el aire. Como loca en un ataque epiléptico, tirando puñetazos al aire vio al hombre en la penumbra, era el bestia de su marido, lo conocía bien.
Los gritos habían despertado al hijo, que entró en la habitación.
—¡Quítate de encima! —El chico se abalanzó sobre su padre que se retiró rápido y salió de la alcoba. Madre e hijo se abrazaron, vino el ataque de nervios, el susto, los temblores, el llanto.
…Y denunciaron los hechos a la policía.
—Es un caso de violencia de género, un crimen—dijo un policía—. Por poco la mata, el muy cabronazo, cuando la mujer dormía, del sueño terreno al sueño eterno.
"Con una bolsa del Sabeco, el muy hijo puta, que me quería asfixiar"
Hacia las cinco y media de la madrugada del mes de septiembre se produjeron los hechos: el hombre intentó asfixiarla con una bolsa de plástico de los supermercados Sabeco. Aprisionó la bolsa con fuerza sobre la cara de su mujer con el objeto de taparle boca y nariz, impedirle la respiración y provocarle la muerte por asfixia. La Policía aseguró que cuando ellos llegaron el marido, del que estaba en trámites de separación, se encontraba en la casa sentado en un mullido sofá, viendo la televisión, en una aparente e impropia serenidad.
— Fue el hijo de la mujer quien dio la alarma y nos llamó. Si ésta socia no llega a resistirse ahora estaría fría —dijo el sargento muy convencido.
El juez, en sus consideraciones afirmó que “la forma de ejecución del delito fue imperfecta, pero la actuación del procesado constituyó un delito de parricidio, ya que de consumar su propósito hubiese conseguido matar a su mujer.” O sea que opinaba igual que el sargento pero por lo finolis.
“Para causar la muerte de su cónyuge buscó la utilización de un medio que le asegurase la ejecución segura y que le permitiese, a su vez, eliminar la defensa de su víctima. Además buscaba sorprenderla inesperadamente a una hora avanzada de la madrugada” afirmaba el juez.
Oídas las sesudas consideraciones del magistrado la mujer se llevó la mano derecha al cuello y en un susurro dijo:
—Con una bolsa del Sabeco, el muy hijo puta, que me quería asfixiar.
El fallo condenó al hombre a nueve años de prisión menor, a indemnizar a su esposa por las lesiones sufridas y a un millón de pesetas por perjuicios y daños morales sufridos. El periódico diario La Rioja, por su cuenta, le condenó a salir en una foto de cuerpo entero en la página seis, esposado, de pie ante el tribunal, con una cara de bruto que da miedo.
El fiscal había solicitado quince años y la acusación particular veinte, pocos si se tiene en cuenta que el arma parricida era una vulgar bolsa de supermercado y que el horror de la muerte por asfixia, en la noche, trastornó la vida de esta mujer, que finalmente se quitó de encima a ese monstruo de marido y pudo iniciar otra desahogada y nueva vida.
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Estaba profundamente dormida, eran más de las cinco y a esa hora el sueño la mecía como las aguas de un baño termal. Alguien se movía en las sombras, llevaba el sigilo entre las manos y una bolsa de plástico preparada para tapar las válvulas de la vida...
1911
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NÁJERA, 7 de mayo de 1929
En las Vueltas de San Juan, en Nájera, reina una alegría y un sudor que enzarza los corazones. Los mozos frenan la danza desenfrenada y las mozas se abalanzan por la popa y un aeroplano planea hasta clavarse en el tejado del corral de Primitivo, que es su destino
LOGROÑO, 1903
Muerto al caerle un piano en la vivienda de Antonio Garrigosa
PICO SAN LORENZO, 15 y 16 DE FEBRERO DE 2010
La historia comenzó el día 13 de febrero de 2010, sábado, con la famosa frase: ¿A que no subimos al San Lorenzo? Y los tres amigos y montañeros se presentaron en Valdezcaray felices y contentos a las 9 de la mañana.
LOGROÑO, 24 de marzo de 1994
Esta historia se resume en una foto. En ella se ve claramente a un hombre desnudo que sostiene la cabeza desvanecida de un anciano, ambas personas están metidas en el agua; las aguas son las del río Ebro a su paso por Logroño y el joven está apoyado en un pilar del puente de Piedra....
SOMOSIERRA, JULIO DE 1936
Esta es la guerra de Justo contada por él mismo: "Hacía la mili como voluntario en el Regimiento de Infantería Bailén, 24, de Logroño. Había nacido aquí, Y mi padre me alistó voluntario para que fuera haciendo la mili. Tenía 19 años de edad, era alto y bien parecido, está mal que yo lo diga..."