RUTA 01: Entre la Sonsierra y los Obarenes
(San Vicente-Haro)
Las Conchas de Haro abren un cortado al Norte . Los Obarenes y la Sierra de Cantabria abrigan los viñedos de la zona.
Enclaves de viejas fortalezas medievales en San Asensio, San Vicente o Briones vigilan un escenario de magia sobre los melosos meandros del Ebro.
RUTA 02: De la Demanda (San Millán) a la Sierra de Cantabria (Laguardia)
La vid llegó a las faldas del San Lorenzo y se refugió en los monasterios de San Millán.
Los viñedos se extienden por el valle del río Cárdenas y siguen el curso del Najerilla por Uruñuela y Fuenmayor hasta saltar el
Ebro, en Lapuebla, Laguardia y Elciego.
RUTA 03:Logroño y su entorno (de Mendavia a El Cortijo)
Entre el valle y los Cameros, en el Camino de Santiago, Logroño y su entorno han sido un punto de encuentro junto al Ebro.
Los tiempos han hecho crecer la ciudad desde una pequeña población medieval hasta irradiar su atracción a todo un entorno
del vino
RUTA 04: La Rioja Baja (de Alcanadre a Yerga y vuelta hasta Galilea)
Alfaro y Calahorra son historia viva con más de dos mil años de cultivo de la viña y el olivo. Las viñas colorean los
alrededores del Ebro, desde Aldeanueva a Quel, Autol, Arnedo, Tudelilla o Ausejo y hasta las mismas faldas de La Hez y de Yerga
lomejordelvinoderioja sobrevuela el viñedo riojano en todo su esplendor colorista tras entregar el fruto de la vendimia.
El resultado, un espectáculo, se lo ofrecemos al lector en estas fotografías para mostrar en todo su esplendor el regalo
para la vista que suponen las vides nada más entregar el fruto del trabajo de todo un año de los viticultores de la tierra de los mil vinos.
El rojo dominante del tempranillo se extiende por toda la región y, combinado con los increíbles matices amarillos de la viura puede verse en gran
parte de las cabezadas (las partes más altas y secas de las fincas) en la zona de la Sierra de Cantabria.
Las garnachas, pese a los arranques de las décadas ochenta y noventa, aún permiten visualizar auténticas banderas rojas y verdes llegando a las sierras
ibéricas de La Rioja Baja, mientras que el imperio del rojo tempranillo se atenúa en la zona del alto Najerilla para dar protagonismo a los verdes pálidos
de las garnachas y los amarillos de las viuras que tiñen desde el aire la tierra de los mil vinos.