María Solana Salcedo años sufre de nacimiento osteogénesis imperfecta, más conocida como huesos de cristal. Por las mañanas trabaja en Aspace como administrativa y por las tardes estudia LADE en la UR.
“Hay que buscar metas reales y que te hagan sentir bien”
María es frágil, pero segura. Tiene los huesos de cristal pero por la vida camina con paso firme. A las inumerables trabas que le ha puesto la vida, ella ha sabido sobreponerse y mira al futuro con optimismo
En una sociedad donde todo se pretende obtener al instante, desde hablar inglés hasta tocar la guitarra, el valor del esfuerzo debería estar doblemente premiado. María Solana Salcedo sabe bien de lo que hablamos porque ella no conoce la comodidad porque todo lo ha conseguido a base de empeño.
Esta arnedana de 28 años sufre de nacimiento osteogénesis imperfecta, una enfermedad congénita que se caracteriza porque los huesos de las personas que la sufren se rompen muy fácilmente, más conocida como huesos de cristal. “Mi infancia no fue como la de cualquier niño, fue dura. Primero porque al principio no sabes mucho de la enfermedad y lo segundo porque los avances sólo se consiguieron por medio de mucho esfuerzo”, señala.
Un afecto comedido
Su día a día era una continua lucha contra su cuerpo porque su estructura no aguantaba su peso y eso provocó que tuviera que pasar por 13 operaciones para colocarle cuatro prótesis en sus piernas para volver a empezar de cero o como ella lo cataloga “volver a nacer”. No es fácil reinventarse cuando aquellos que más te quieren y te protegen no pueden demostrártelo con su afecto porque tu cuerpo no está preparado para recibirlo como tampoco lo está tu mente para poder soportarlo. “Aceptarlo es lo que mejor que hay aunque otros te vean como un bicho raro aunque gracias a Dios eso es algo que va cambiando. Mis padres me protegieron al principio pero nunca más de lo necesario y yo creo que eso me ayudó”.
María es una joven muy ocupada ya que actualmente trabaja en Aspace como administrativa y por la tarde estudia LADE en el Universidad de La Rioja donde espera acabar dentro de año y medio. “He tenido suerte porque he elegido una carrera que se imparte en el Edificio Quintiliano que es uno de los que mejor está adaptado y en Aspace al ser un centro especial de empleo todo está acondicionado a la perfección”.
Más independencia, gracias a la ‘Vito’
Hace tres años decidió que su silla de ruedas había alcanzado sus límites, pero que ella podía conseguir más independencia, y dio un paso adelante porque través del CRMF de Lardero se sacó el carnet de conducir para no ponerse ni fronteras ni horizontes. Ahora rebosa felicidad al verse al volante de su furgoneta Mercedes Vito; “ya no tengo que depender de nadie, ni tengo que andar pidiendo favores. Ha sido un esfuerzo muy grande porque adaptar un vehículo de este tipo cuesta mucho dinero pero desde luego que ha merecido la pena. La sensacional de libertad es formidable”.
Ahora a sus ideas y planes no tiene porque ponerles tantos impedimentos, “me gustaría conocer otros países y ver más mundo, aunque siempre hay que ser consciente de tus limitaciones y sigue siendo muy complicado”, asegura.
Sin embargo, su verdadero objetivo en estos momentos no pasa por viajar sino por alterar su vida. “Mi idea es independizarme y me estoy preparando para irme a mi propia casa. Busco un piso adaptado para independizarme con mi pareja pero es difícil y cuesta demasiado dinero”, asegura.
Por eso tiene claro que lo importante cuando estás con dificultades es “vivir lo mejor posible día a día y mañana ya se verá. Hay que pensar en un futuro a corto plazo por eso tus metas tienen que ser reales y que te hagan sentir bien a ti mismo. Hay que tener paciencia y ser positivo no darle muchas vueltas a la cabeza y ver lo que tienes y ya está”. Y así, como siempre positiva se sube al volante de su furgoneta en busca de un futuro feliz.