Rafael Moreno
Rafa Moreno
Nombre: Rafael Moreno

Edad:37 años
Resumen

Después de 25 años de adicción, Rafa lleva dos años sin probar el alcohol

"Ahora no dependo de nada. Ahora tengo libertad"

Con su fuerza de voluntad, Rafa ha demostrado que se puede salir del pozo al que te puede llevar ser alcohólico

Inés Martínez | larioja.com
Rafa Moreno

Una adicción puede llevar al alguien al más profundo fondo de un pozo. Es algo que ocurre sin que se de cuenta, día a día, poco a poco. Primero son los fines de semana, luego todos los días, y luego a todas horas, descansando sólo para dormir, pero poco, hasta que el cuerpo, necesitado, se despierta pidiendo más.

Es lo que le ocurrió a Rafa. Con 12 años ya andaba saltándose las clases para comprar "unas birras y un poco de hachís". Y la cosa fue cada vez a peor. "Primero tiras con la paga que te dan tus padres, pero hay un momento en el que empieza a no llegarte, y tienes que robar en casa y luego en la calle". Con 16 empezó a trabajar, y la juerga empezada el viernes y terminaba el lunes por la mañana antes de ir a trabajar, sin descanso. Con 22 años, para el día 5, no le quedaba ni un euro en la cuenta. "Todo empeoró mucho cuando empecé a trabajar haciendo un turno de noche: durante las horas de trabajo me bebía una botella de güiski y me tomaba dos gramos de cocaina".

Pero su perdición fue fruto casi de la casualidad. Cuando tenía 17 años tuvo un accidente por el que le indemnizaron con 5 millones de pesetas: "Me duraron un mes y medio. Cuando me dí cuenta de lo que había hecho me hundí", asegura triste, cabizbajo, como si volviera a vivir un momento en el que "con razón" todo el mundo a su alrededor le dio la espalda.


"Viví en un chamizo, en un coche... donde pillaba. Hasta que fui a proyecto hombre, pero no estaba convencido de que quería dejarlo, sólo fui porque no tenía dónde ir". Así que cuando le quedaban seis meses para terminar, lo dejó, y volvió a las andadas. A partir de ese momento Rafa entró en un círculo que parecía no tener salida. "Podría contar cientos de historias, pero también hay muchas cosas de las que ni me acuerdo. Me llegan a casa multas y no sé de qué son. Sólo se que dejé de gastar dinero en comida, en detergente... todo era para alcohol: Pesaba 42 kilos, estuve medio año casi sin comer, sin ducharme, cagado, meado. Sólo pensaba “a ver si de lo gorda que me la cojo hoy no despierto". Pero a las tres horas te despiertas porque necesitas más. Yo vi que moría”.

Algún instante de lucidez tuvo que tener Rafa, quizá en uno de los muchos ingresos hospitalarios en los que incluso llegó a robar colonia para bebérsela, porque un día decidió pedir ayuda.


Reconoce que no ha sido fácil, que incluso ahora, después de dos años sin beber, todavía tiene momentos de flaqueza en los que sabe resistir a la tentación, pero que "si estás convencido de que no quieres volver a probar el alcohol, lo puedes conseguir". "Gracias a la ayuda de mi familia, sobre todo de mi madre, de los chicos del chamizo y a la Asociación. Sin ellos es imposible. Ahora tengo un trabajo, buenos amigos que conocen mi problema y me ayudan y una sobrina. Sólo por ella, ahora mismo no bebería ni una gota de alcohol".


Rafa habla con la cabeza bien alta, sin vergüenza, orgulloso de haber salido de algo así. "He ganado felicidad, tranquilidad. Ahora no dependo de nada, ahora tengo libertad".

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