Nos encontramos en un hospital, concretamente en la sala de bebés recién nacidos. Acaba de nacer un nuevo bebé al que le diagnostican ‘artrogriposis múltiple congénita’ (dicho dictamen se hace cuando dos o más articulaciones, en más de una extremidad están permanentemente contraídas) fue entonces cuando llegó el mazazo para sus padres con el anuncio de los médicos: “No le cojan mucho cariño al niño porque no sabemos cuánto puede vivir”.

Así de duro y así de difícil fue su llegada al mundo sin embargo su abuela lo tenía muy claro cuando le dijo a su madre: “Niña tú tranquila que este hijo no se muere porque mira como se ríe”. Tras muchas operaciones y muchas ganas de vivir ese bebé es hoy un hombre de 32 años con metas y aspiraciones en esta vida.

Ser diferente como todo el mundo

Rápidamente aprendió de la vida que “hay que echarle muchas narices y mucho esfuerzo porque todo lo que quieres hacer te cuesta el doble o el triple de lo que le costaría a una persona sin una discapacidad. No me he dado cuenta nunca de que soy discapacitado porque siempre lo he sido y me he apañado bien para salir adelante”. Destaca de su familia que en la infancia “su protección fue buena pero sin ser una capa pero con los amigos es distinto porque ellos te van eligiendo. Por poner un ejemplo yo no podía salir corriendo al recreo por eso yo he tenido una vida paralela a todo eso y hace que te des cuenta de que eres diferente… como todo el mundo pero algo más diferente”, nos dice sonriendo.

A pesar de que no cuenta con independencia para las cosas más básicas como alimentación o el aseo ya que siempre necesita la ayuda de sus padres en su vida social y profesional no tiene tantas limitaciones “los fines de semana salgo con mis amigos a tomar una copa, un café o a la discoteca y no tengo ningún problema lo único que debemos hacer es seleccionar el local al que vamos para que esté adaptado a mis circunstancias porque mis doscientos kilos que peso con silla son un inconveniente pero el resto igual que cualquier persona”.

La informática como salida

Una de las metas que más claras tenía desde pequeño era su pasión por los ordenadores “gracias a que me pusieron delante de un ordenador yo me di cuenta que quería estudiar informática y dedicarme a eso. Mi objetivo era tener un trabajo y ser uno más y eso se consigue cuando formas parte de un equipo de trabajo y eres un eslabón más. ¡Eso es fantástico!”. Ahora es el momento de hacer balance y es cuando se muestra más orgulloso “me veo y me siento ciertamente realizado porque quería ser informático lo he conseguido y ahora estoy trabajando como profesional en ello, así que todo muy bien”.

Cada discapacidad es un mundo pero destaca “yo tengo la suerte de poder comunicarme y por ahí tengo mucho ganado pero sobre todo se necesita paciencia para los padres y mucho morro para pelear con la burocracia para conseguir subvenciones”. No hay una fórmula secreta que consiga que todo resulte más fácil pero cree que “la base de todo es esfuerzo, paciencia, esperanza y tirar para adelante porque seguro que cualquier persona con una discapacidad tiene algún talento en algún lado para poder desarrollarlo”. Así es como se encarga de demostrarlo día a día en su trabajo a base de clicks como webmaster de TVR y con sus amigos donde para ellos es como quiere, un eslabón más.