"No me he arrepentido ni un solo día de haber venido a España"
Dolly llegó a Europa en el 2001 con una reserva para una noche de hotel, su pasaporte y la ilusión de vivir en un país en paz. "Es muy triste saber que estás en un lugar con tanta violencia". Desde entonces, no ha pasado ni un solo momento sin que se acuerde de su familia, pero no se lamenta: "No me he arrepentido ni un solo día de haber venido a España".
Cada rincón de su casa está lleno de su "querida Colombia". Muñecas, calendarios, vasos, fotos y la nostalgia, que se respira en cada esquina. Como para cualquiera, sus comienzos no fueron sencillos. Su primer destino fue Francia, pero las cosas no le fueron muy bien. "Me di cuenta de que si no sabía francés, no tenía ningún futuro allí". Así que llamó a una amiga que estaba en Logroño, y ella le consiguió un empleo. Desde entonces no le ha faltado trabajo, incluso ha trabajado en varios sitios a la vez. Pero a Dolly le faltaba algo: su hija. La había dejado en Medellín con la idea de traerla a España, pero sabía que tenía un plazo, ya que en cuanto cumpliera los 18 ya no podría recurrir a la agrupación familiar. Así que se puso en contacto con Cruz Roja y ellos le informaron de todo lo que tenía que hacer: conseguir que una de las personas para las que trabajaba le hiciera un contrato. "El día que conseguí los 'papeles' fue lo mas grande. Lo primero que pensé fue en que ya podía salir para ver a mi hija".
A Dolly se le llenan los ojos de alegría cuando cuenta que después de tres años volvió a ver a su hija. Es fuerte, sus palabras reflejan la seguridad de alguien con la suficiente entereza como para dejar su mundo atrás y encarar una aventura que no sabía que le iba a deparar. Pero su tierra no le despierta pena, no habla con nostalgia ni con tristeza. Recuerda Colombia con alegría y con orgullo, porque aquí es feliz. Desde hace tres años, Dolly es la cocinera del Chup Chup, y sus compañeros, sorprendidos cada mañana de su vitalidad y su energía, le preguntan que cómo es posible que sea tan feliz. "¿Por qué no voy a serlo?, si aquí no me falta de nada, tengo muchísimos amigos, nunca me he sentido rechazada, no me han tratado diferente por ser extranjera… lo tengo todo".
El único momento de tristeza que Dolly sintió en España fue cuando murieron sus padres, ya que no pudo ir a sus entierros, pero ahora su hija esta aquí, junto a ella, y asegura que es lo mejor del mundo: "Es muy, muy buena, estudia mucho, me ayuda, es responsable... me siento orgullosísima de ella". Un reto más que ha conseguido, ya que su mayor objetivo es que su hija termine una carrera, y luego, si quiere, que vuelva a Colombia: "Yo sé que allí con una carrera ella puede prosperar".
El pasado 14 de marzo, Dolly vivió otro momento importante para ella en España: consiguió la doble nacionalidad. "yo quiero conocer otros países, por ejemplo EEUU y sé que con el DNI va a ser posible". Reconoce que ella ha tenido suerte, que no todo el mundo lo pasa igual, y por eso no pierde ni un segundo si puede ayudar a cualquiera. Habla con ilusión de la gente a la que ha conseguido trabajo ya que, como ella misma reconoce "yo soy muy conocida aquí, así que si uno necesita trabajo y otro a un trabajador, yo les pongo en contacto".
De momento, no piensa en volver a su país, Logroño se ha convertido en su hogar, aquí tiene un trocito de Colombia y ha creado una nueva vida a la que no le pide mucho más. “Yo soy muy echada para adelante, si me cruzo una meta siempre la logro”. Esta vez también, Dolly ha conseguido ser feliz.